lunes, 12 de septiembre de 2011

GRISINES CON SALVADO Y ROMERO

Hay muchísimas recetas para preparar grisines, son relativamente sencillas pero si lo intentan verán que no es tan fácil que salgan y se mantengan sabrosos y crocantes. Esta receta que presento es también sencilla y probadamente exitosa (los estoy comiendo ahora mismo y los hice hace varios días...), espero les resulte útil. Para completar una asadera grande, o algo más, ségún lo delgados que los hagamos:
-  200 g de harina 000 (común o de fuerza)
-   40 g de salvado de trigo
- 120 cc de agua
-     2 cucharadas de aceite
-   10 g de levadura fresca
-     1 cucharadita de extracto de malta o miel
-     5 g de sal (1 cucharadita no muy colmada)
-     1 cucharadita de hojas de romero fresco partidas

Hacemos una corona con la harina y la sal por fuera y en su centro disolvemos la levadura en el agua junto con la miel.

Vamos incorporando de a poco la harina al líquido,  adicionamos el romero y el aceite y amasamos hasta integrar completamente. No se requiere mucho amasado, no necesitamos que la masa desarrolle tanta fuerza.

Hacemos un bollo, cubrimos y dejamos reposar por 15´

Con un palote estiramos la masa formando un rectángulo lo más delgado posible; floreamos ligeramente su superficie con harina, doblamos sobre sí mismo y volvemos a estirar. Repetimos la operación 4 ó 5 veces (esto nos asegurará que los grisines queden secos). Cubrimos y dejamos levar por 30´. Encendemos el horno.

Volvemos a estirar un poco la masa (dependiendo de cuán delgados deseemos los grisines) y con un cochillo filoso o cortapastas cortamos en tiras del grosor deseado y, en lo posible, de una longitud del ancho de la asadera.

Presionamos suavemente los extremos de los grisines y los colocamos en la asadera previamente enharinada o pincelada con aceite; cubrimos y esperamos 15´ antes de llevarlos al horno.

Horneamos en horno mederado de 10´ a 15´ hasta que hayan adquirido un color casi tostado, y controlando al mismo tiempo que no se quemen. Retiramos y dejamos orear.

Resultan muy sabrosos y persistentemente crocantes, cuesta dejar de comerlos...Si logran que sobren algunos, se conservan perfectamente en recipiente de vidrio cerrado o bolsa de nylon.

Y si les interesara aprender, saber más, experimentar sobre El Arte de Amasar, contáctense con nosotros, será un gusto!