Un plato un tanto laborioso pero con un resultado resulta excelente, súper sabroso y delicado. Para 2 personas, abundante:
- 1 taza de arroz arboreo, carnaroli o bomba
- 1 cebolla chica
- 1 cebolla de verdeo
- 1 diente de ajo
- 1 tomate grande maduro
- 6 langostinos
- 4 o 6 mejillones
- 1 calamar chico
- 200 g de pescado de carne firme, atún, por ejemplo
- 1 ramita de perejil picado + 1 para decorar
- la tinta del calamar, o 1 sobre de tinta
- 2,5 tazas de caldo de pescado o frutos de mar
- aceite de oliva, c/n
- sal y pimienta negra a gusto
Comenzamos arrancando la cabeza del calamar de un tirón de modo que salga junto con ella todo el aparato digestivo; antes de desecharla quitamos la bolsita de tinta que tiene adherida (si no lo logramos emplearemos un sobre de tinta comprado).
Lavamos bien el cuerpo del calamar y los tentáculos, cortando aquel en anillos y estos en trozos; los sofreimos en una sartén grande con aceite bien caliente y tapada por 3 o 4 minutos.
Picamos la cebolla, la parte blanca de la de verdeo y el ajo; cuando comienzan a tomar color incorporamos los calamares y continuamos la cocción hasta que se hayan tiernizado. Pelamos el tomate, quitamos las semillas, lo procesamos e incorporamos.
Añadimos el pescado cortado en trozos y cocinamos a fuego suave por unos minutos más.
Lavamos y raspamos los mejillones y cocinamos en un poco agua hirviendo por 4 minutos; una vez abiertos (si no se abrieron los desechamos) los dejamos en sus medias valvas y volcamos a la sartén.
Añadimos los langostinos y de inmediato el arroz en forma de lluvia, revolviendo.
Disolvemos la tinta de calamar en el caldo caliente y, de a cucharones y mezclando constantemente, tal como en un risotto, vamos volcando el caldo sobre el arroz; hacia el final de la cocción agregamos el perejil picado y salpimentamos.
Apagamos el fuego, tapamos y dejamos reposar unos minutos antes de servir para que los granos completen la absorción de los líquidos.
Decoramos con la hoja de perejil y con la parte verde picada de la cebolla de verdeo (omitido en la foto).
Este delicioso plato merece un buen champagne, un buen vino blanco, y también, sin duda, una muy buena compañía...
- 1 taza de arroz arboreo, carnaroli o bomba
- 1 cebolla chica
- 1 cebolla de verdeo
- 1 diente de ajo
- 1 tomate grande maduro
- 6 langostinos
- 4 o 6 mejillones
- 1 calamar chico
- 200 g de pescado de carne firme, atún, por ejemplo
- 1 ramita de perejil picado + 1 para decorar
- la tinta del calamar, o 1 sobre de tinta
- 2,5 tazas de caldo de pescado o frutos de mar
- aceite de oliva, c/n
- sal y pimienta negra a gusto
Comenzamos arrancando la cabeza del calamar de un tirón de modo que salga junto con ella todo el aparato digestivo; antes de desecharla quitamos la bolsita de tinta que tiene adherida (si no lo logramos emplearemos un sobre de tinta comprado).
Lavamos bien el cuerpo del calamar y los tentáculos, cortando aquel en anillos y estos en trozos; los sofreimos en una sartén grande con aceite bien caliente y tapada por 3 o 4 minutos.
Picamos la cebolla, la parte blanca de la de verdeo y el ajo; cuando comienzan a tomar color incorporamos los calamares y continuamos la cocción hasta que se hayan tiernizado. Pelamos el tomate, quitamos las semillas, lo procesamos e incorporamos.
Añadimos el pescado cortado en trozos y cocinamos a fuego suave por unos minutos más.
Lavamos y raspamos los mejillones y cocinamos en un poco agua hirviendo por 4 minutos; una vez abiertos (si no se abrieron los desechamos) los dejamos en sus medias valvas y volcamos a la sartén.
Añadimos los langostinos y de inmediato el arroz en forma de lluvia, revolviendo.
Disolvemos la tinta de calamar en el caldo caliente y, de a cucharones y mezclando constantemente, tal como en un risotto, vamos volcando el caldo sobre el arroz; hacia el final de la cocción agregamos el perejil picado y salpimentamos.
Apagamos el fuego, tapamos y dejamos reposar unos minutos antes de servir para que los granos completen la absorción de los líquidos.
Decoramos con la hoja de perejil y con la parte verde picada de la cebolla de verdeo (omitido en la foto).
Este delicioso plato merece un buen champagne, un buen vino blanco, y también, sin duda, una muy buena compañía...