Para una clase a domicilio con Valeria y Pablo (Pablo hizo en realidad de degustador, y de unas cuantas porciones...) debimos adaptarnos a sus gustos bastante como decirlo, particulares: que a ella no le gustan los hongos ni los morrones, a él los lácteos, a ninguno de ambos el ajo, etc. etc., y a la disponibilidad de utensilios en un precioso departamento recién estrenado. Así es que una de las tartas fue esta de pollo y choclo forzosamente "sencilla" (aunque con algunos "toques") y que aún con sus restricciones resultó riquísima, preparada en una "pyrex" ovalada ya que era de lo que disponíamos. La receta, pensada para una tartera de 25-28 cms de diámetro:
MASA
- 200 g de harina leudante + 150 común
- 120 ml de agua + 100ml aceite
- 1/4 cucharadita de sal + 1 pizca pimienta blanca
RELLENO
- 400 g de supremas de pollo cubeteadas
- 1 lata de choclo en granos
- 1 cebolla picada
- 2 cebollas de verdeo picadas, por un lado parte blanca y verde tierna y por otro verde intermedia
- 2 cucharadas de maicena (o harina)
- 300 cc de caldo de ave
- 2 cucharadas de aceite
- 100 g de queso crema
- 1 cucharada de hierbas provenzal
- sal, pimienta negra recién molida y nuez moscada
- 2 huevo ligeramente batidos, por separado
En un bol mezclamos las harinas con la sal y la pimienta; añadimos el agua y el aceite, mezclamos y amasamos por unos minutos. Cubrimos y dejamos reposar.
En una sartén grande teflonada con una cucharada de aceite salteamos los cubitos de pollo a fuego medio hasta blanquearlos.
Retiramos con una espumadera y allí mismo salteamos la cebolla y parte blanca de la de verdeo; una vez tiernizadas adicionamos los granos de choclo y cocinamos por unos minutos más. Mezclamos en un bol con el pollo, la parte verde picada del verdeo y las hierbas provenzal.
Disolvemos la fécula en una tacita con agua fría e incorporamos al caldo caliente, incorporamos el queso crema y cocinamos a fuego suave y mezclando constantemente hasta obtener una salsa densa y homogénea; condimentamos con sal, pimienta y abundante nuez moscada. Dejamos entibiar y mezclamos con pollo y choclo más un huevo ligeramente batido.
Dividimos la masa en 2/3 y 1/3. Tomamos los 2/3 y con la ayuda de un palote estiramos dándole forma redonda (o de la tartera que tengan) de un diámetro algo mayor que la tartera más sus lados; la forramos presionando suavemente en los bordes y volcamos dentro el relleno.
Estiramos la masa remanente en forma circular y cubrimos sellando y repulgando a nuestro gusto; pincelamos con huevo batido y pinchamos con un tenedor.
Horneamos a 180* por unos 45´ hasta que la masa se vea bien dorada. Dejamos entibiar antes de servir.
MASA
- 200 g de harina leudante + 150 común
- 120 ml de agua + 100ml aceite
- 1/4 cucharadita de sal + 1 pizca pimienta blanca
RELLENO
- 400 g de supremas de pollo cubeteadas
- 1 lata de choclo en granos
- 1 cebolla picada
- 2 cebollas de verdeo picadas, por un lado parte blanca y verde tierna y por otro verde intermedia
- 2 cucharadas de maicena (o harina)
- 300 cc de caldo de ave
- 2 cucharadas de aceite
- 100 g de queso crema
- 1 cucharada de hierbas provenzal
- sal, pimienta negra recién molida y nuez moscada
- 2 huevo ligeramente batidos, por separado
En un bol mezclamos las harinas con la sal y la pimienta; añadimos el agua y el aceite, mezclamos y amasamos por unos minutos. Cubrimos y dejamos reposar.
En una sartén grande teflonada con una cucharada de aceite salteamos los cubitos de pollo a fuego medio hasta blanquearlos.
Retiramos con una espumadera y allí mismo salteamos la cebolla y parte blanca de la de verdeo; una vez tiernizadas adicionamos los granos de choclo y cocinamos por unos minutos más. Mezclamos en un bol con el pollo, la parte verde picada del verdeo y las hierbas provenzal.
Disolvemos la fécula en una tacita con agua fría e incorporamos al caldo caliente, incorporamos el queso crema y cocinamos a fuego suave y mezclando constantemente hasta obtener una salsa densa y homogénea; condimentamos con sal, pimienta y abundante nuez moscada. Dejamos entibiar y mezclamos con pollo y choclo más un huevo ligeramente batido.
Dividimos la masa en 2/3 y 1/3. Tomamos los 2/3 y con la ayuda de un palote estiramos dándole forma redonda (o de la tartera que tengan) de un diámetro algo mayor que la tartera más sus lados; la forramos presionando suavemente en los bordes y volcamos dentro el relleno.
Estiramos la masa remanente en forma circular y cubrimos sellando y repulgando a nuestro gusto; pincelamos con huevo batido y pinchamos con un tenedor.
Horneamos a 180* por unos 45´ hasta que la masa se vea bien dorada. Dejamos entibiar antes de servir.
Nos gustó a los 3 y eso que Pablo detesta el queso crema en las tartas...(si lees hasta aquí Pablo deberás aceptar que no es tan detestable...)