Esta tradicionalísimo risotto fue uno de los que preparamos en el "Taller de Risottos y Tiramisú + Cena" del jueves último, súper sencillo y a la vez delicado y exquisito (y el Tiramisú no saben lo bueno que salió, de paso, modestamente...). Para 2 personas:
- 1/2 cebolla finamente picada
- 50 g de manteca
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 1 tacita de vino blanco seco a temperatura natural
- 1/2 litro de caldo de carne, muy caliente
- 1 cucharadas de parmesano rallado + adicional para espolvorear
- 15 mg de hebras de azafrán
- sal y pimienta negra recién molida
En una sartén pesada y a fuego medio salteamos la cebolla con el aceite de oliva; no debe llegar a tomar color.
Agregamos la mitad de la manteca y una vez derretida el arroz para realizar el proceso de nacarado o tostado, mezclando constantemente con una cuchara de madera.
Mientras, en una cuchara metálica calentamos las hebras de azafrán unos segundos para que liberen sus aromas; las echamos dentro de la sartén, mezclamos y añadimos el vino blanco el cual, una vez evaporado, dará lugar a que vayamos adicionando de a uno los cucharones de caldo, siempre mezclando y en la medida que el arroz lo vaya "pidiendo"; el caldo nunca debe más que cubrir apenas al arroz.
Realizamos el proceso de adición de líquido por unos 15´ y llegando a este punto verificamos el punto del arroz.
Con el arroz al dente realizamos la "mantecatura" es decir, incorporamos la manteca reservada y el parmesano rallado, salpimentamos y mezclamos vigorosamente. Tapamos y esperamos 3´antes de servir.
Este risotto tradicional se sirve tradicionalmente con caracú; a mí me gusta así, sencillito...