Algunos platos que fui probando me gustaron y otros no tanto, pero al postre objeto de esta nota no le encuentro el menor defecto, me pareció espectacular, a la altura de los mejores que he comido. Una "obligación" probarlo si andan por esta zona y en cuyo caso me permito recomendar el lugar donde lo comí, el tradicional restaurant Chung King de San Salvador, en donde también comí un buen "Picante de Quinoa" y una no tan buena "Llama a la Cerveza Negra"...
- 1 kg de pulpa de cayote
- 500 g de azúcar
- 1 clavo de olor
- ralladura de un limón, opcional, le da un agradable toque de acidez.
Para pelar el cayote lo ponemos en el horno a temperatura moderada durante unos minutos, lo retiramos y golpeamos con un palo de amasar de modo de poder desprender la cáscara con facilidad.
Quitamos las semillas, deshacemos la pulpa en hebras y la mezclamos con el azúcar.
Ponemos la mezcla en un bol de vidrio y la dejamos macerar hasta el día siguiente, unas 10 horas.
Empleando preferentemente una olla de cobre, cocinamos la mezcla a fuego muy lento con más el clavo y/o la ralladura; revolvemos cada tanto con cuchara de madera hasta que las fibras se tornen transparentes.
Retiramos, dejamos enfriar y envasamos en recipientes de vidrio con tapa.
Para servir colocamos el dulce sobre el quesillo y por encima de este las nueces procurándole una presentación atractiva.
Si el quesillo, el dulce de cayote y las nueces son buenos, este postre resultará imperdible, sí o sí!
Al quesillo debemos inevitablemente comprarlo y es riquísimo comido del modo que sea; al dulce de cayote podríamos prepararlo con relativa facilidad, para lo cual les paso una receta que me recomendaron, yo aún no lo intenté:
- 1 kg de pulpa de cayote
- 500 g de azúcar
- 1 clavo de olor
- ralladura de un limón, opcional, le da un agradable toque de acidez.
Para pelar el cayote lo ponemos en el horno a temperatura moderada durante unos minutos, lo retiramos y golpeamos con un palo de amasar de modo de poder desprender la cáscara con facilidad.
Quitamos las semillas, deshacemos la pulpa en hebras y la mezclamos con el azúcar.
Ponemos la mezcla en un bol de vidrio y la dejamos macerar hasta el día siguiente, unas 10 horas.
Empleando preferentemente una olla de cobre, cocinamos la mezcla a fuego muy lento con más el clavo y/o la ralladura; revolvemos cada tanto con cuchara de madera hasta que las fibras se tornen transparentes.
Retiramos, dejamos enfriar y envasamos en recipientes de vidrio con tapa.
Para servir colocamos el dulce sobre el quesillo y por encima de este las nueces procurándole una presentación atractiva.
Si el quesillo, el dulce de cayote y las nueces son buenos, este postre resultará imperdible, sí o sí!