Este plato surgió de la idea de hacer algo rico con los zapallitos, que ahora están tan tiernos (y baratos!) y experimentar de paso con un "crumble salado", algo que hace tiempo deseaba hacer. Salió muy rico y es relativamente sencillo de hacer, así que a intentarlo! Para 2 personas y una budinera chica:
- 750 g de zapallitos redondos
- 1 cebolla colorada grande
- 1 ó 2 cucharadas de fécula de maiz
- 2 cucharadas de hojas de orégano fresco
- 2 cucharadas de aceite de oliva
2 cucharadas de queso parmesano rallado
- 2 cucharadas de avena arrollada
- 1 cucharada de manteca bien fría
- sal y pimienta a gusto.-
Se cuenta que el crumble, un pastel originario de la cocina inglesa, nació debido al racionamiento de alimentos que existía en Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial, era un pastel dulce a base de fruta y con una cobertura crujiente preparada con harina, manteca y azúcar, pero como ven en este caso, se puede hacer también ricos pasteles siguiendo la misma técnica.
Encendemos el horno. Picamos la cebolla colorada y la salteamos en el aceite de oliva y una pizca de sal a fuego bien bajo. Cortamos los zapallitos en cubos pequeños y los incorporamos a la sartén luego de unos 10' de cocción de la cebolla; continuamos la coccion hasta que hayan perdido bastante humedad, agregamos la fécula de maíz para que absorba la humedad remanente, salpimentamos y aicionamos las hojas de orégano. Mezclamos y reservamos.
En un bol desgranamos con un tenedor la manteca en la la avena arrollada y el parmesano hasta lograr un arenado grueso; también podemos emplear la procesadora.
Enmantecamos apenas la budinera, volcamos dentro la mezcla de zapallitos y cubrimos con el crumble.
Horneamos a fuego moderado por unos 30'. Retiramos y esperamos por lo menos 15' antes de servir, caso contrario corremos el riesgo de que se nos desarme, y que nos quememos la lengua por glotones!!