Una pasta sabrosa y elegante que luce en cualquier mesa; es a la vez sencilla y emplea muy pocos ingredientes. Para 4 platos:
- 220 g de harina 0000
- 2 huevos grandes
- aceite c/n (unas 2 cucharaditas) aceite
- 1/2 cucharadita de sal
RELLENO
- 200 g de queso azul
- 75 g de almendras picadas grueso
- 3 ó 4 cucharadas de queso crema (según la intensidad de sabor que deseemos)
- una pizca de sal y pimienta.
SALSA
- 1 cucharada de manteca
- 2 o 3 cucharadas de aceite de oliva
- 1 cucharón del agua de la cocción de la pasta
- ciboulette picado, a gusto.
Preparamos la masa del modo habitual (ver "Masa para pasta al huevo, técnicas básicas").
Ponemos en una procesadora los ingredientes del relleno, procesamos, corregimos sabor a nuestro gusto y reservamos en heladera.
Colocamos una tira de masa sobre un molde de raviolinis previamente enharinado y con una cucharita o manga vamos colocando el relleno. Rociamos ligeramente con agua, cubrimos con otra tapa y con un palo presionamos de modo de sellar las piezas; volcamos sobre la mesa enharinada y si hace falta con un cortapastas completamos el cortado. Reservamos los raviolinis cubiertos con un repasador. (Los trozos de masa remanente siempre pueden ser reutilizados, nada se pierde en la cocina...)
Cocinamos la pasta en abundante agua con sal (1 l de agua y 10 g de sal c/100 g de pasta) y retiramos bien al dente, reservando un cucharón del agua de la cocción.
Mientras, en una sartén grande calentamos la manteca y el aceite de oliva.
Cuando la pasta está bien al dente (no más de 3¨) escurrimos y volcamos sobre la sartén junto con el cucharón de agua; mezclamos y completamos la cocción.
Servimos de inmediato en plato preferentemente precalentado, esparciendo por encima la ciboulette picada, un chorro de aceite de oliva y pimienta negra.
Un plato sencillo, elegante y sabroso, creo que tanto un tinto suave (merlot, pinot noire) como un blanco frutado maridarían muy bien.
(esta receta está basada en una ya publicada en el blog en julio del 2010, con algunos pocos ajustes)
- 220 g de harina 0000
- 2 huevos grandes
- aceite c/n (unas 2 cucharaditas) aceite
- 1/2 cucharadita de sal
RELLENO
- 200 g de queso azul
- 75 g de almendras picadas grueso
- 3 ó 4 cucharadas de queso crema (según la intensidad de sabor que deseemos)
- una pizca de sal y pimienta.
SALSA
- 1 cucharada de manteca
- 2 o 3 cucharadas de aceite de oliva
- 1 cucharón del agua de la cocción de la pasta
- ciboulette picado, a gusto.
Preparamos la masa del modo habitual (ver "Masa para pasta al huevo, técnicas básicas").
Ponemos en una procesadora los ingredientes del relleno, procesamos, corregimos sabor a nuestro gusto y reservamos en heladera.
Colocamos una tira de masa sobre un molde de raviolinis previamente enharinado y con una cucharita o manga vamos colocando el relleno. Rociamos ligeramente con agua, cubrimos con otra tapa y con un palo presionamos de modo de sellar las piezas; volcamos sobre la mesa enharinada y si hace falta con un cortapastas completamos el cortado. Reservamos los raviolinis cubiertos con un repasador. (Los trozos de masa remanente siempre pueden ser reutilizados, nada se pierde en la cocina...)
Cocinamos la pasta en abundante agua con sal (1 l de agua y 10 g de sal c/100 g de pasta) y retiramos bien al dente, reservando un cucharón del agua de la cocción.
Mientras, en una sartén grande calentamos la manteca y el aceite de oliva.
Cuando la pasta está bien al dente (no más de 3¨) escurrimos y volcamos sobre la sartén junto con el cucharón de agua; mezclamos y completamos la cocción.
Servimos de inmediato en plato preferentemente precalentado, esparciendo por encima la ciboulette picada, un chorro de aceite de oliva y pimienta negra.
Un plato sencillo, elegante y sabroso, creo que tanto un tinto suave (merlot, pinot noire) como un blanco frutado maridarían muy bien.
(esta receta está basada en una ya publicada en el blog en julio del 2010, con algunos pocos ajustes)