Un paté sabroso, fresco, liviano y relativamente fácil de preparar. Para 2 ó 3 personas como entrada o varias más como aperitivo sobre pan tostado o crostines, o similar:
- 20 g de jengibre fresco, pelado y rallado
2 cucharadas de semillas de sésamo
- 1 tacita de aceite de oliva
- 1/2 tacita de jugo de limón fresco
- ciboulette o verdeo picados para decorar
- sal y pimienta negra recién molida
Pelamos, troceamos y hervimos las zanahorias hasta tiernizar, unos 20'.
En una sartén pequeña y a fuego bajo tostamos las semillas de sésamo hasta que comiencen a saltar. Retiramos del fuego y reservamos.
Procesamos conjuntamente las zanahorias, el jengibre rallado, el aceite de oliva y el limón; salpimentamos a gusto. Revisamos y eventualmente ajustamos consistencia y sabor.
Colocamos el paté en una fuente o bol de servicio y decoramos con el ciboulette picado y, generosamente, con las semillas de sésamo tostado.
Llevamos a frío al menos por 2 horas antes de servir; podemos prepararlo también con anticipación y conservarlo en heladera por varios días.
- 20 g de jengibre fresco, pelado y rallado
2 cucharadas de semillas de sésamo
- 1 tacita de aceite de oliva
- 1/2 tacita de jugo de limón fresco
- ciboulette o verdeo picados para decorar
- sal y pimienta negra recién molida
Pelamos, troceamos y hervimos las zanahorias hasta tiernizar, unos 20'.
En una sartén pequeña y a fuego bajo tostamos las semillas de sésamo hasta que comiencen a saltar. Retiramos del fuego y reservamos.
Procesamos conjuntamente las zanahorias, el jengibre rallado, el aceite de oliva y el limón; salpimentamos a gusto. Revisamos y eventualmente ajustamos consistencia y sabor.
Colocamos el paté en una fuente o bol de servicio y decoramos con el ciboulette picado y, generosamente, con las semillas de sésamo tostado.
Llevamos a frío al menos por 2 horas antes de servir; podemos prepararlo también con anticipación y conservarlo en heladera por varios días.