Y este pequeño homenaje me salió un graaaaan homenaje, como si todas las levaduras del mundo hubieran colaborado para que el pan creciera de modo tan exuberante, como si la Existencia estuviera en su modo susurrando que es aceptándonos en nuestras raíces como creceremos sanos y bellos, rebosantes de vida...(bué, puede haber también algunas otras razones...)
Esta receta procura seguir las características de la jalá más tradicional (la de mi infancia era más sencillita...). Para dos panes medianos o uno grandísimo como este (45cm de largo por 10cm aprox en lo más alto):
- 4 huevos
- 20 g de levadura
- 175 g de agua (aprox, según los huevos)
- 1 cucharada de azucar
- 2 cucharadas de aceite- 2 cucharaditas de sal
Si bien no es imprescindible, sugiero hacer primero una esponja con 150 g de harina, 150 g de agua, el azúcar y la levadura y esperar que comience a burbujear
Con el resto de la harina hacer un volcán y poner en el medio, previamente mezclados, dos huevos, dos claras, el aceite, el resto del agua y la sal. Agregar la esponja y amasar bien. Hacer luego un bollo y dejar reposar en bol aceitado y cubierto por espacio de una hora. Repetir la operación.
Volcar la masa sobre superficie ligeramente enharinada y dividir en tres o seis partes según vayamos a hacer uno o dos panes. Bollar y dejar descansar unos minutos.
Estirar las 3 o 6 tiras simultáneamente de modo que vayan descansando y poder darle una mejor forma final; dejar más gordita la parte del medio.
Hacer la trenza sellando bien los extremos y pintar con las dos yemas que sobraron bien batidas. Dejar reposar por lo menos una hora, debe más que duplicarse el tamaño.
Volver a pintar, decorar y hornear por 15-20 minutos en horno medio. Los resultados están a la vista.
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