Una variante de una típica pizza italiana a la cual las papas le dan una textura muy característica y la salvia y el romero, en su justa medida, un aroma y un sabor exquisitos; muy recomendable!:
MASA, para 4 pizzas medianas
- 500 g de harina 0000 (refinada)
- 5 a 10 g de levadura fresca
- 300 cc de agua
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 1 cucharadita de sal (10 g)
- 1/2 cucharadita de pimienta blanca
COBERTURA , por pizza
- 1 papa mediana
- 100 g de muzzarella rallada o cubeteada
- 50 g de parmesano rallado
- 1 cucharada de hojas de salvia fresca picadas
- 1 cucharada de hojas de romero fresco
- aceite de oliva c/n
- sal y pimienta negra
- salsa de tomates frescos
Hacemos una corona con la harina y la sal por fuera y en su centro volcamos el agua y disolvemos la levadura; incorporamos con cuidado la harina al centro, vamos integrando y una vez formada la masa agregamos el aceite.
Volcamos sobre la superficie de trabajo apenas enharinda, amasamos por unos minutos, no hace falta mucho amasado para la pizza a la piedra, cubrimos y esperamos unas 3 hs hasta que duplique su volumen (el tiempo depende siempre de la cantidad de levadura empleada y la temperatura ambiente).
Pasado el tiempo de levado desgasificamos, dividimos en 4 partes, bollamos y dejamos reposar en superficie enharinada y cubiertos al menos por 30´ y hasta unas 2hs (al emplear poca levadura la masa se mantiene relajada y sin levar por bastante tiempo).
La salsa de tomates que sugiero es simplemente tomate maduro procesado y condimentado con sal pimienta, orégano, ají molido y un poco de aceite de oliva. Si no es época de tomates o estamos muy apurados podemos también emplear tomate triturado de buena calidad.
Encendemos el horno con bastante anticipación, las piedras refractarias deben estar tan calientes como sea posible.
Pelamos la papa, la cortamos en rodajas delgadas, embadurnamos con aceite de oliva y freímos u horneamos hasta que estén tiernas, no tostadas.
Con la mano o ayuda de un palote estiramos los bollos bien delgados dándoles forma rectangular y alargada (ello va a facilitar cortar porciones relativamente pequeñas y comerlas con la mano); pincelamos con la salsa de tomates y con una pala vamos depositando las pizzas de inmediato sobre la piedra del horno muy caliente y a máxima temperatura. La idea es marcar las pizzas por unos 3´ de modo de facilitar luego el trabajo a la hora de recibir los comensales y asegurarnos al mismo tiempo que las pizzas estén bien crocantes.
Para el horneado final, distribuimos sobre la pizza las rodajas de papa, floreamos con el romero y la salvia picadas y por encima los quesos y horneamos en horno muy caliente y a temperatura máxima por unos 5´ hasta que los quesos comiencen a gratinarse (el tiempo de horneado dependerá de la potencia del horno). Al retirar rociamos con un poco de aceite de oliva y pimentamos.
Una pizza delicada y sabrosa, poco común por estas tierras. Por ahora...
MASA, para 4 pizzas medianas
- 500 g de harina 0000 (refinada)
- 5 a 10 g de levadura fresca
- 300 cc de agua
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- 1 cucharadita de sal (10 g)
- 1/2 cucharadita de pimienta blanca
COBERTURA , por pizza
- 1 papa mediana
- 100 g de muzzarella rallada o cubeteada
- 50 g de parmesano rallado
- 1 cucharada de hojas de salvia fresca picadas
- 1 cucharada de hojas de romero fresco
- aceite de oliva c/n
- sal y pimienta negra
- salsa de tomates frescos
Hacemos una corona con la harina y la sal por fuera y en su centro volcamos el agua y disolvemos la levadura; incorporamos con cuidado la harina al centro, vamos integrando y una vez formada la masa agregamos el aceite.
Volcamos sobre la superficie de trabajo apenas enharinda, amasamos por unos minutos, no hace falta mucho amasado para la pizza a la piedra, cubrimos y esperamos unas 3 hs hasta que duplique su volumen (el tiempo depende siempre de la cantidad de levadura empleada y la temperatura ambiente).
Pasado el tiempo de levado desgasificamos, dividimos en 4 partes, bollamos y dejamos reposar en superficie enharinada y cubiertos al menos por 30´ y hasta unas 2hs (al emplear poca levadura la masa se mantiene relajada y sin levar por bastante tiempo).
La salsa de tomates que sugiero es simplemente tomate maduro procesado y condimentado con sal pimienta, orégano, ají molido y un poco de aceite de oliva. Si no es época de tomates o estamos muy apurados podemos también emplear tomate triturado de buena calidad.
Encendemos el horno con bastante anticipación, las piedras refractarias deben estar tan calientes como sea posible.
Pelamos la papa, la cortamos en rodajas delgadas, embadurnamos con aceite de oliva y freímos u horneamos hasta que estén tiernas, no tostadas.
Con la mano o ayuda de un palote estiramos los bollos bien delgados dándoles forma rectangular y alargada (ello va a facilitar cortar porciones relativamente pequeñas y comerlas con la mano); pincelamos con la salsa de tomates y con una pala vamos depositando las pizzas de inmediato sobre la piedra del horno muy caliente y a máxima temperatura. La idea es marcar las pizzas por unos 3´ de modo de facilitar luego el trabajo a la hora de recibir los comensales y asegurarnos al mismo tiempo que las pizzas estén bien crocantes.
Para el horneado final, distribuimos sobre la pizza las rodajas de papa, floreamos con el romero y la salvia picadas y por encima los quesos y horneamos en horno muy caliente y a temperatura máxima por unos 5´ hasta que los quesos comiencen a gratinarse (el tiempo de horneado dependerá de la potencia del horno). Al retirar rociamos con un poco de aceite de oliva y pimentamos.
Una pizza delicada y sabrosa, poco común por estas tierras. Por ahora...
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